viernes, 2 de agosto de 2013

“Supongo que me has decepcionado."

Ese teatro abandonado está hecho para albergar las más bonitas y tristes bistorias. Infinitos relatos guardados entre las rojas – aunque descoloridas – butacas... ¿Puedes recordarlo? Los aviones de papel y aquel vestido blanco, veraniego, traen recuerdos. Tal vez para ti ni siquiera ocupe espacio entre tus pensamientos.

Sin embargo, yo, que vivo entre recuerdos cuando las personas fallan, tengo en alta estima esta imagen de ese escenario de madera. Ese lugar imaginario resulta tan mágico que creé para una noche de oscuridad, fría, resulta tan perfectamente apropiada para invitar a entrar en él a una nueva musa.

¿Sabes cómo de difícil resulta esta decisión para mí? Supongo que no. En mi pequeño santuario no puedo dejar entrar a cualquiera – aunque tú has demostrado ser tan poco digno de haberlo visitado... –  y por desgracia con el tiempo he aprendido a guardar un poco los sentimientos dentro de mi enamoradizo corazón para evitar que me lo rompan.

No quiero dejar de ser la pequeña e ingenua escritora de la que dijeron enamorarse más de uno, no quiero dejar de ser yo. Prometí (y hay personas a las cuales no puedes defraudar) que no dejaría que la sociedad me cambiase.

¿Cómo he llegado hasta la sociedad, habiendo empezado hablando de aquel teatro abandonado?

Supongo que una respuesta lógica (tal vez sólo para mí) es que me has decepcionado.

0 comentarios:

Publicar un comentario

 

Plantilla hecha por Living a Book.