domingo, 20 de octubre de 2013

Porque podríamos ser tú, yo y Madrid.

Después de todo este tiempo yo sigo sin saber qué hacer. Sentada en un banco cualquiera de alguna calle de Madrid –de la que ni siquiera me he molestado en mirar el nombre– sigo dudando entre si llamarte o no. Mi dedo va del botón verde al rojo en la pantalla como si estuviese jugando a algún juego de plataforma con la única función de saltar y agacharse.

Te llamo. Me tiembla la voz, hace tanto que no oigo la tuya. Tampoco había motivos para oírla, no hay nada entre los dos. Ni va a haberlo. O eso quiero creer, y el poder de una mente autoconvenciéndose es fuerte; al menos, lo suficiente. 

Poco después me he levantado. Los pantalones me parecen incómodos y mi calzado me hace sentirme insegura a pesar de ser plano. La calle juega conmigo al gato y al ratón. Está oscuro y las farolas me amenazan, no les gusto, quieren echarme. ¿Cómo va a querer echarme Madrid...?

No sé cómo ni cuándo pero estoy en tu portal. La puerta está abierta y yo dudo. ¿Entro o no?¿Y si...?¿Y si no? Demasiadas preguntas y demasiadas respuestas para ella. Empujo la puerta con demasiado ímpetu, suena como si estuviesen matando a un gato y me sobrecojo, quedándome ahí, sin querer moverme. Después subo. Una vez más, sin comerlo ni beberlo, estoy frente a una puerta; la de tu casa. 

Pulso el timbre. Pienso a trompicones y mi respiración va a juego. Mi corazón va pasándome malas pasadas, late demasiado lento y después demasiado rápido. Miro mis pies, frunciendo el ceño. No me gusta lo que veo, así que mejor no me miro en ningún espejo. Se oyen tus pasos acercándose, la puerta se abre. 

Unos breves instantes mirándonos. Yo estoy donde no debería estar en el momento inadecuado. Pero estoy y qué le voy a hacer. Me acerco, y poniéndome de puntillas te robo un beso. Ahora podrías echarme, perfectamente. Tu boca sabe a tabaco y tiempo muerto, un poco a desesperanza que se mezcla con la melancolía amarga y la dulce tinta de los míos. 

Cierro los ojos unos instantes para capturar ese instante.

¿Me voy, o me quedo?

2 comentarios:

 

Plantilla hecha por Living a Book.