Una taza humea sobre una mesa, austera y pequeña, junto a una gran ventana. Tras ella se dibuja el paisaje frío de un bosque de hoja perenne. Ha llegado el Invierno, aclamado por los jerseys de lana y las botas de cuero con forro de borrego. Han vuelto las bufandas y el vaho exhalado con cada suspiro. Vaho frío, blanquecino; los niños se divierten jugando con él, y más jugarán cuando nieve el cielo.
Se van cubriendo los pelajes animales de blanco y sus derivados para contrastar con la amplia gama de colores de los ropajes de invierno de las personas.
Ha llegado el invierno y humea esa taza de café. Tú todavía no has vuelto, y no sé si esperarte he de...
Hablo de llegada del Invierno habiendo apenas comenzado el Otoño. Cayendo las hojas. El Invierno representa lo inerte pero la agonía puede verse en Otoño; y me da miedo, porque, ¿Y si muero yo también un poquito con cada hoja caída?
Por mucho que escriba versos en ellas, y me crea eterna.
¿Quién soy yo, sino una niña que suena con escribir Poesía?
Con cada hoja caída, recuerda que tras todo invierno llega una Primavera, capaz de revivir el alma con cada brote. No lo olvides, y sigue escribiendo.
ResponderEliminarPorque tú eres Alguien (sí, con mayúscula, como a ti te gusta destacar) que crea Poesía.
Tras todo Invierno llegará una Primavera. Lo recordaré, y lo sabes.
Eliminar(Me has enamorado con esa última frase)