viernes, 28 de junio de 2013

Pensamientos varios, cómo no, en Donostia.

Podría escribir y que a nadie le importase, podría escribir triste o contenta, podría, podría. Debería plasmar los más alegres versos y sin embargo redacto los más crueles y dolorosos. Quién sabe, tal vez sea algo que no podamos evitar, muchos lo hacemos... ¿Cuál fue la última vez que escribí realmente feliz? Tal vez el simple hecho de que la felicidad sea algo tan volátil, breve, demasiado... Vosotros me entendéis. Y es difícil plasmarlo pero aún más complicado leerlo después y recordar con exactitud esa sensación. Sin embargo, ¿Quién no recuerda la sensación de malestar...?

Tal vez por eso recordamos a quien nos hizo daño y no siempre nos acordamos de sus buenos actos o de esas personas que te hicieron bien, que te regalaron sonrisas y te apoyaron. Tal vez. Por eso todos los días lo intento (de verdad). ¿El qué? Agradecer a las personas cada sonrisa con otra. No es la misma sonrisa de siempre, cómo va a serlo, pero lo intento.

Supongo que podría haber un manual sobre cómo ser mejor persona sin que te hieran, pero..."Ser el bueno de la peli no me sirvió de nada".  

Por desgracia ya es jueves (viernes) y me queda menos tiempo, pero...Ojalá pudiera volver a Donostia. Ojalá pudiera quedarme aquí...

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