sábado, 1 de junio de 2013

"Nadie"

No entienden, no saben, no ven. Piensan que estoy bien, ¿De verdad? No, no lo estoy. Estoy 'bien'. Bien, a ratos. Altibajos, como siempre. Puedes imaginarte una montaña rusa, perfectamente. Pues de estar arriba he pasado a estar abajo, pero ese proceso siempre se acelera. Para caer, no necesitas más de unos segundos. Para levantarte, horas, días, semanas.

Este nudo en mi garganta, me ahoga, me está dejando sin aire. Y mis ojos, mis ojos, los que buscaban luz, ahora parecen querer apartarla. Quiero sumirme en esa oscuridad protectora, esa a la que temo al estar sola. ¿Lo estoy? Qui lo sa...

Pero qué hago ahora. Intento seguir a los raperos de mi mp3 con sus palabras de rabia y dolor, pero no sé hacerlo, lo intento, sólo lo intento. Escritora de ala herida, de lengua yerta, la pluma viva. Por escribir, a veces cree que escribe poesía.

Escribo sobre mi, pero no sé nada sobre mi. ¿Y ellos? Ellos saben todavía menos. Quien no me ha leído no sabe quién soy. Quien no me ha oído llorar a través de la distancia, o en su propio hombro, no sabe cómo sufro las cosas, hasta las últimas. Aguantándomelo. Hasta estallar, pero pocas personas me han visto realmente enfadada. ¿Quién se ha preguntado dónde están los pósters de mi pared, eh?

Nadie se pregunta cuántas mentiras digo a lo largo del día. Nadie se pregunta si mis risas son verdaderas o falsas. Nadie se pregunta si soy feliz, realmente. Nadie, nadie, nadie. Creen conocerme, ¡Pero si no me conozco yo! Maldito sea el día en que decidí confiar, en que decidí dejar que las cosas me afectaran. Tendría que ser fría y opaca, no dejar que nada se me acerque, que nada me hiera.

Pero no.

Me convertí en quien soy, o en quien parece ser que soy, no sé si la diferencia es pequeña o abismal. En una chica que se cree las mentiras, que se enamora de palabras y de la poesía. Creo que mi mente piensa que las segundas, terceras o cuartas oportunidades no pueden ser malas. Tampoco tengo problema en dejar que me rompan, total, una o dos veces rota, o cinco, la diferencia no es tanta.

Tengo mis cambios de humor. Y soy un caos. ¿Hola? Nadie ha sido capaz de ordenarlo, por el simple hecho de que a nadie le ha importado. Camino detrás de la gente tratando de arreglar sus corazones rotos aunque ni les conozca, pero, ¿Quién me arregla a mi?
Hay personas que lo intentan. Pero. Pero.

Siempre hay algo que me hunde. Tengo que cumplir la promesa más difícil de mi vida, por ti, mamá, y siento mencionarte siempre cuando estoy así, mal, pero me haces tanta falta en estos momentos. Tú te habrías dado cuenta de cómo me hallo, tal vez no estuviese así si...

Frente a la pantalla del Mac. Dicen que pierdo el tiempo delante de ella, pero no saben cómo duele si no escribo, si no leo, si no escucho la música elegida cuidadosamente, que no a dedo, no saben. Nadie sabe porque nadie es como yo, porque cada persona es un mundo, pero en este caos, hay una pequeña parte de cada una de esas personas que forman mi vida...

(Dices cosas sin sentido, querida)

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