lunes, 24 de junio de 2013

No es lo mismo.

Nada es lo mismo ya. Los buenos días se convierten en malos con apenas unos pasos, unas palabras de más... Pero nada es lo mismo. ¿Lo había dicho ya? Las lágrimas en los ojos de cada noche porque ningún día empieza y acaba bien. Ni siquiera llegan las palabras a mi mente, no sé qué decir...

¿Puedo resumir un día bueno en 'lágrimas'? Me corroían por dentro. Las olas del mar, chocando en la arena, las personas rodeándome, las sonrisas, y yo, tristeza y poco más.

Un segundo día en Donostia, pero se queda corto el escrito.
Mañana, quizá más, quizá menos.

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