domingo, 21 de julio de 2013

La biblioteca del desastre.

Pasaste como un huracán por la biblioteca de mi historia. 

Todo tenía un sentido, un sitio, un orden. Las cartas por el suelo volvían a su lugar, sobre la mesa, apiladas, formando algo. La chica sentada en el sofá, cruzada de piernas, con un libro sobre el regazo, volvía a sonreír con tus palabras. Y entonces todo cambió.

La bonita – y horrible – sensación de haber perdido algo más invadió el alma de aquella sala, en la que se respiraba vacío de nuevo.

Lo peor es saber que no podía evitarlo, que te ibas a ir de todas formas, que vivir de mis sueños no iba a funcionar. Pero te creí, que era lo importante.
A día de hoy, sin que hayan pasado demasiadas horas de esa primera ráfaga huracanada, ya me echan en cara que mi inocencia te haya permitido pasar tras haber intentado poner barreras a mi corazón un tiempo.

Las puse. No las viste, posiblemente, al pasar, pero las puse, por dentro, en mi mente. Pero hay palabras más poderosas que todas esas vallas, que todas esas cubiertas, que todo yo. Y tú lo sabes bien. Yo también lo sabía bien. Y sabía que tenía que cuidar(me).

Ahora esta biblioteca parece un campo de batalla. La chica sigue sentada en ese butacón, abrazándose las rodillas mientras sujeta una pluma entre los dedos, un arma a sus pies, esperando ser desenfundada. Los monstruos, los fantasmas, los diablos son problemas secundarios, porque las armas apuntándola desde cada esquina, soldados atrincherados mirándola, la hacen temblar.

Y no puede evitar dejar que las lágrimas cristalinas resbalen por sus mejillas. No puede evitar romperse. Sabe que tiene que levantarse.

Sé que tengo que levantarme. Pero supongo que quiero vivir un poco más en el dolor. Por si vuelves. Por si me encuentro. Porque realmente, sé que no vas a volver. Igual que sabía que te ibas a ir, a pesar de que dijiste que no lo harías. Porque ya lo dijo House: "Todo el mundo miente". Y tal vez tenía razón, y no supe escuchar.

Nunca me gustaron las guerras, y menos aún si tengo que ganarme a mi misma.

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