martes, 16 de julio de 2013

¿Me concedes este baile?

Dentro de cada persona hay un mundo, un mundo iluminado de color o sumido en la oscuridad. No significa por ello que la oscuridad sea mala, simplemente son mundos distintos. Es un mundo distinto al real, por lo que... Sólo los soñadores viven "en su mundo" mientras que los demás viven en el mundo real, "con los pies en la Tierra".

Pero, ¿Y mi mundo? Sí, cuántas veces me repetirán que estoy en él. Pero es que estoy librando una batalla decisiva, intentando salvarlo. Ellos no pueden verlo, no ven las trincheras apostadas en mis costillas. No pueden ver mis campos de flores rodeados por el humo y el fuego, no pueden ver las esperanzas rotas tiradas por el suelo. 

No han visto arder las torres más altas, más esbeltas, más bellas. No han visto cómo los sueños caen al fondo de los pozos oscuros cada vez que fuerzo un "bien" y una sonrisa. No han visto la soledad de mi alma, porque por fuera se me ve rodeada de personas. No pueden entender la incomprensión, el dolor.

Mis soldados de tinta están cayendo bajo la pólvora de las armas enemigas. Los gases tóxicos están atrapándoles, destrozando mis letras, intentando proteger mis recuerdos de la devastadora idea de que desaparezcan. Aferrada a mis sábanas como una niña pequeña no estoy siendo una cría, estoy protegiendo lo que es mío.

Ellos no me han oído gimotear por las noches "mamá, mamá..." como esperando a que vuelvas. Mi ángel, mi musa. Sólo puedo apretar los dientes entre lágrimas y seguir luchando, aunque a veces no sepa ni cómo. Las palabras que nunca dije, ¿Qué hago con ellas? Las puedo escribir pero... ¿Me garantiza eso que tú vayas a leerlas?

Mi mundo se me ha venido encima, y no puedo hacer nada. A veces hay personas que me ayudan a intentar salvarlo. Que me dan algo a lo que aferrarme, pero también hay veces en las que sueltan la cuerda y miro a mi alrededor y no veo nada. Ni color ni oscuridad. Simplemente, la Nada

Muchos dirán que por qué me llamo escritora, y no se dan cuenta de que es lo poco que me queda. Aferrarme a la triste idea de que puedo escribir, que puedo mover el mundo con mis letras, aunque sea un poco. Tal vez cuando ya no esté sea cuando la gente me lea y diga que valía para algo. Para escribir. Sólo soy una chica que se cree escritora, ¿Os vale mejor así?

Sueño con el día en el que mis alas estén completamente arregladas. Qué típico, ¿No? Hablar de alas y volar... Pero estando al borde del precipicio, de mi propio abismo, ¿Qué otra opción me queda? 

Me estoy haciendo trizas por dentro mientras trato de refugiarme en las notas de la música. Las lágrimas van secándose en mis mejillas y el vacío en mi estómago va resultando cada vez más agradable. Como llegando a la calma de después de mi tormenta emocional. 

Cuánto durará, no lo sé. El tic-tac de mi reloj se ha hecho rápido y lento, lo han agarrado para que no lata más, pero siempre quedaban esas ganas de luchar por lo mío. Ser un poco menos presa y un poco más cazadora. Un poco más loba y menos cervatillo herido. 

Nunca fui de creer en imposibles, jamás dejé que la distancia se metiese en mis planes, no creí en el dolor eterno. Le he suplicado a la parca que me lleve y que me deje tranquila, le he dicho a mis demonios que no les quiero pero que no se vayan, a mis Miedos que cierren la puerta con llave hasta que llegue la noche. 

Le he llorado a personas que se han ido. Y le he llorado a personas que no tenían la culpa de estar ahí. Me he creído menos que muchos y a veces, un poco mejor que ellos. He sido hipócrita y a veces egoísta, aunque me duela admitirlo. He sido yo y he sido otra persona. He querido ser única y a veces he caído en la mediocridad.

Pero también he sido escritora. Y si escritor es el que escribe, yo escribo, lo podéis ver.

Querido anónimo, si esto todavía te parece vacío, tú dirás si puedes encontrar a alguien que esté de acuerdo contigo. Que lo habrá, sí, pero quiero creer que la gente ve un poco de lo que llevo dentro al leerme. Que puede identificarse entre mis líneas. Que algunos quieren salvarme... Quiero creerlo.

Querido mundo: No me voy a rendir. No hoy. Tengo miedo, sí, y no sabes cuánto. Pero es hora de sacar dientes y garras y luchar. Cueste lo que cueste... Cueste lo que cueste. Si esta es la música de batalla que has elegido, bailemos. 

¿Me concedes este baile, querida Muerte? Vengo a desafiarte.

2 comentarios:

  1. ¿Estoy en la entrada de un blogo estoy en un pedacito de mente, Rizos? Ya no distingo.
    Las personas somos ese binomio (luz, sombra), y tú hoy has sacado a relucir ese violín triste que nos hace un nudo en la garganta.
    Seas quién y cómo seas, siéntete orgullosa de quién eres. Y tu ángel se sentirá orgulloso.

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    1. Posiblemente, chica de la Luna, estés en un pedazo de mi mente plasmado en este mar digital de letras.
      Lo intentaré. Por mi ángel.
      Como siempre, mil gracias por leerme, por escribir(me) ese comentario.

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