Decían que quedaban
sólo huesos,
que casi la piel no
los cubría,
que lloraba por la
noche desolada,
escribiendo poesía.
Por dolor y amor
tanto lloraba,
que la lágrima su
rostro destruía
haciéndose más niña
vulnerada,
buscando en sus letras
una rima.
Ya escribía cuentos
que belleza no creía
tener alguna,
abandonada,
de su propia poesía.
“Que de sueños no se
come”
le decía.
Pero con ojos vacíos
se mecía
buscando ola propia…
Para morir su poesía.
0 comentarios:
Publicar un comentario