viernes, 26 de abril de 2013

Lucharé a tu lado.

Y por las noches aferrada a recuerdos, rebelión interna desatada, entre amor y orgullo debatiendo, el miedo blandiendo su espada. Crees que no confío en tu mente, en tu ánima lejos de penitente, no es ya cuestión de protegerte sino de llantos solitarios a mis noches.
Él y yo somos fuego, no sé si almas gemelas, qué va, qué va, sólo veneno envenenando, pero todo lo que escuece cura.

Pero el tema no va de él ni de mi, sino de ti, de tu alma rota o resquebrajada, siendo sostenida por tu mente desorientada. 
¡Para! Deja de pensar que no puedes. Yo creo en ti, mucha gente cree en ti, lo creas o no. Ojalá pudiese darte de esa luz mía de la que hablas aunque yo no vea, para que la utilices mejor de lo que hago yo, que la expongo al mundo y se la llevan.

Me niego a creer que tú no puedas, yo no soy más abierta ni más sincera; sólo más ingenua y por eso se me llevan. Pero no, tú, con la determinación en la mano y la cabeza en tierra, que no vuelas tanto como yo y tienes claras tus metas, venga, no me digas que no puedes hacer algo tan sencillo como eso.

Sí, es difícil. No saber interpretar miradas de soslayo y palabras, no saber si dar el paso. Pero piensa que tal vez el tiempo corre, tic, tac, y no puedes detenerlo ni volverlo atrás. Pero sí que sabes que lo que no hagas, no se hará, que el tiempo se acabará y no quieres que eso pase, ¿Verdad? He cometido ese fallo demasiadas veces, y te puedo asegurar que aquel al que dejas ir sin decirle lo que sientes no vuelve, no vuelve jamás. Sin embargo, a mi todavía me queda la sonrisa cuando, ¿Te acuerdas de su mejor amigo? Le dije que me gustaba. Lloré un rato, pero, ¿Y qué? Me sirvió para hacerme fuerte, para hacerme invencible. No es mentira lo que te digo cuando te juro que estoy bien. Que puedo con eso y más, porque puedo. Porque no importan las lágrimas si son de rabia, si son lágrimas de luchadora. Querías ser mi princesa guerrera, bonita, y lo eres, pero no luches con el silencio, lucha con la palabra.

El proceso en el que estás es jodidamente necesario, no puedo quitártelo. Las lágrimas, las palabras en papeles. Pero alguna vez debería llegar uno de ellos a su mano. No tengo problema en ser paloma mensajera o búho 'sabio' que da consejos. Sí, pésima metáfora, pero has sonreído. Un poco al menos.

Siento que escribo mucho sin decir nada, cómo si yo tuviese la medicina a lo que te pasa, cómo si yo pudiese solucionar estas cosas, cómo si. Me encantaría - creo que me repito - decirte que tengo la solución; que todo saldrá bien, pero no puedo prometerte eso sin ser una hipócrita, porque creo que he comprobado que casi nunca sale bien. Pero quien no arriesga no gana...

Tal vez haya llegado el momento, ¿Y si sale bien? Tal vez es cuestión de sincerarse, de admitir los dos que tenéis miedo, que no sabéis, que.

Mery, malos consejos, malos consejos. Puede que no te lleven por el camino correcto, pero tengo miedo a que todo eso se te acumule dentro y te haga pedazos antes de que pueda agarrarte para que llores en mi hombro.

Lucharé contigo sea cual sea tu decisión.

Atentamente, tu mejor amiga.

P.D: Sálvame, pero déjame salvarte.


2 comentarios:

  1. Profundo. Veo que has cambiado las etiquetas de votación, y que sepas que voy a seleccionar de verdad lo que piense :3

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias por seguir leyendo *-*.
      Ya no las vuelvo a tocar, ¡Lo prometo!

      Eliminar

 

Plantilla hecha por Living a Book.